miércoles, 12 de marzo de 2008

CAMBIO CLIMATICO Y PREYECCIONES

Si alguna vez se ha parado a pensar en el largo plazo del problema de la distribución de la riqueza en el mundo, tal vez haya pensado en la insostenibilidad del crecimiento desigual y actual. Pero, ¿en qué nueva distribución se traduce el caos originado tras las asimetrías del presente y los próximos años?
Quien siga pensando en esta cuestión y trate de avanzar en el razonamiento, se encontrará con la incertidumbre del resultado de un marco explosivo. ¿Y qué ocurre después del caos?
Vayamos paso por paso y centremos el artículo en la aceleración hacia el desastre (en el fin de los tiempos del sistema económico presente) y las consecuencias después de ese desastre.
En la actualidad, existen dos grandes males: la pobreza y el cambio climático, sin orden entre ambos. Por la propia naturaleza del término de pobreza, los más pobres sufren más la pobreza. Es tan evidente que debería ahorrarse la frase, pero sirve para enlazar con una idea principal de este artículo: los mayores afectados por el cambio climático (el otro gran mal) son los pobres del mundo.
Ello genera unas asimetrías todavía mayores de las generadas a partir de la única variable explicativa del pasado, i.e., las desigualdades “Inter-intra”: entre países y dentro de los países.


Si miramos cualquier distribución de renta, nunca existe una más equitativa que la normal (China en los 70, Rusia a principios de los 90, Japón hoy). La implicación de este fenómeno en las distribuciones se halla en la existencia de factores naturales no controlables. ¿Ha escuchado alguien el siguiente lema de Zapatero? He ahí el lema (citado al final del primer debate, cuya transcripción se facilita aquí): “No puedo prometer que todas las personas tengan éxito en su vida, pero sí me comprometo a trabajar para que todos tengan las mismas oportunidades. Y para que quienes no lo alcancen tengan siempre el amparo de nuestro país.”
Presumiblemente, estas palabras están aconsejadas por estudiosos de crecimiento económico, que contemplarán cuál es el futuro en la distribución de la riqueza en el mundo. Si se añade el gran mal del cambio climático, entre países se acentúa la disparidad, de tal manera que se produce una divergencia beta al crecer menos el Sur que el Norte. Entonces, pasado el umbral que impida la sostenibilidad del sistema económico y después de la generación de una gran crisis (lo cual ocurrirá antes, después o mucho después pero ocurrirá por la imposibilidad de mantener un sistema eternamente), será el azar el que determine los dados. Esto es, ante un gran cambio de clima, sin control humano, los acontecimientos son totalmente aleatorios. Por tanto, en el fin de los tiempos, no habrá habido una divergencia sigma (que mide la dispersión total entre regiones) sino seguramente una convergencia sigma hacia la mejor distribución factible, es decir, la normal.


Por tanto, los pasos apuntados en este artículo son: el cambio climático genera divergencia beta en el corto y medio plazo, pero en el largo plazo (desde una amplia perspectiva temporal) genera convergencia sigma hacia la mejor distribución posible, la distribución normal.



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